SILSH y "LA PALABRA"
            Por: Orlando Alcántara Fernández (Crístorly)
                                                                                       -Abril/2004-
  

Seleccionando un poema al azar de su sitio Web (http://silsh.webcindario.com), me encuentro de nuevo con SILSH para comentar brevemente su quehacer creativo hecho Poesía.  En este hallazgo, intitulado "La Palabra", nos adentramos poco a poco en el regodeo verbal sobre la materia prima del poema en una SILSH apasionada con sus reconditeces como si fuera un arcano insoslayable que en sí misma y por sí misma le da vida a cada gota de sangre en sus entrañas.  SILSH ama las palabras y por lo tanto nunca hará silencio.  En este amor enfebrecido nos hace partícipes de su detallismo literario, de su poder ensimismado de inmarcesible observación.  SILSH se complace en observar las palabras, en notar cómo tienen vida por sí mismas, cómo sus significados y sus significantes son fuentes inagotables de múltiples sentidos para una hierofanta literaria como ella, la misma SILSH que nos confiesa su plenitud desde la palabra.  Así nos place leer lo que SILSH nos comparte sin ruborizarse:

 

"Transcribo la palabra,

hago cabriolas con sus significantes,

otros significados le reinvento."

 

         Aquí notamos como en otros poemas de SILSH se evidencia y se confirma el poder heurístico-poligramático de la poeta de marras.  SILSH se adentra en las palabras en pleno éxtasis de ojos de par en par abiertos, observando y haciéndonos observar de modo metapoético su universo polisemántico.  Sus múltiples sentidos, sus variados significados.  Sus diversos matices, sus muchas cadencias, como a continuación SILSH nos revela:

 

"Origen del misterio de un gran rompecabezas,

sazonada en matices y cadencias

de peregrina voz hecha torrente."

 

         Y ese rompecabezas persigue con insistencia el deseo inextinguible de crear la obra maestra, la pieza literaria que trascienda por todos los confines de la Tierra.  Y el movimiento de esta última estrofa viene dado por el último verso.  En ese movimiento percibimos el dinamismo sintagmático de SILSH cuando se enfrenta a la página en blanco, pues todo el poema se mueve sobre su eje central, a saber, la preocupación por la palabra, revoloteando en la mente de la poeta para exprimir el sentido de una forma verdaderamente teleológica, aunque no lo consigue en toda su extensión, debido a que no se percata explícitamente del sentido divino, espiritual, de la palabra asemejándonos a Dios, pues Cristo es La Palabra, El Verbo, El Logos, y de ahí la vinculación divina, espiritual, que SILSH soslaya sin darse cuenta, sin querer, como al desgaire, según intuimos al leer todo el poema.  Sigamos:

 

"A las vocales les pincelo espejismos,

recurro a florecerles las mayúsculas;

visto las consonantes con pimientos y rasos.

 

La palabra insistente se marea,

cae por precipicios, amuralla su espacio,

se sostiene equilibrista entre renglones,

renace en giros, golpea, se hunde,

emerge hacia el futuro."

 

         Otra vez el incesante movimiento que adorna la poesía de SILSH con dinamismo encomiable, con vida en sus entrañas.  Viendo de cerca estos versos, notamos la percepción lingüística visual propia de una memoria fotográfica que es signo distintivo del cerebro de nuestra poeta bajo escrutinio.  Esta poderosa cualidad su portadora la pone al servicio de una poesía viva, acaso vivencial, no menos experiencial, por supuesto, que hace partícipe al lector de su misteriosa presencia alada.  Como excelente vate, SILSH es todo una aeda de perfiles certeros que sabe usar sus armas para volvernos inermes con su astucia verbal.  De ese modo vemos que las palabras cobran vida cuando entran en contacto con la perspicacia de SILSH.  Veamos otra arista del poema bajo estudio:

 

"Mi palabra es posesiva,

no es única,

me pertenece toda."

 

         Claro que esto lo sospechábamos desde el principio.  SILSH es consciente poseedora de las palabras, o con más precisión, de la palabra, en singular.  Obsesionada, casi esquiza, posee la palabra y la palabra es el leit motiv de su quehacer poético, de su eterno poetizar hasta la muerte.  Este poema y su final nos recuerda a Juan B. Nina cuando nos dice en su metapoema "No hay noches":  "Sólo la muerte será el fin de las palabras".  De la misma manera, vemos que para SILSH sólo la muerte será el fin de la palabra.  Prosigamos:

 

"Palabra de tres sílabas que acaricia o hiere,

que grita, que susurra,

hace el amor, clava puñales, se libera.

 

Reniego de la palabra que mancilla, corrompe,

manipula verdades, desintegra su origen

por abolir el mestizo lenguaje

que amamantó a mi pueblo desteñido".

 

         SILSH confiesa su conocimiento en torno al poder de doble filo de la palabra.  Y también su pasión social en el uso de esa misma palabra.  Es pertinente notar que la palabra en SILSH "se libera".  La palabra en el presente contexto no "nos libera", sino, más bien, "se libera" a sí misma.  Aquí entra en juego la SILSH taumaturga, pues busca liberar la palabra en sus poemas, hacer que fluya, que se regodeé  ensimismada.  La palabra libera a la palabra y así, a puro desgaire, el poema se libera, se des-ensortija, se desmadeja.  Este punto clave marca la epitomicidad SILSHeana.  ¡He aquí ahora a SILSH en su plenitud poética!  Sigamos:

 

Renuncio a que me borren diccionarios

que atesoro en raíces

de mi suelo y su siembra.

 

Cultivo la palabra.

Jamás haré silencio.

 

         El afán de trascender se percibe en estos últimos versos que cierran el poema.  Y este afán viene bien merecido, pues SILSH sabe poetizar desde sus adentros.  SILSH se sinceriza cuando toma papel y lápiz.  SILSH es SILSH cuando de su pluma fluye el poema, o el metapoema, pues la pasión de SILSH es saberse viva en cada sílaba, en cada sintagma, en cada verso.  Ahora estamos listos para ver todo el poema de un solo golpe:

"LA PALABRA

 

Transcribo la palabra,

hago cabriolas con sus significantes,

otros significados le reinvento.

 

A las vocales les pincelo espejismos,

recurro a florecerles las mayúsculas,

visto las consonantes con pimientos y rasos.

 

La palabra insistente se marea,

cae por precipicios, amuralla su espacio,

se sostiene equilibrista entre renglones,

renace en giros, golpea, se hunde,

emerge hacia el futuro.

 

Mi palabra es posesiva,

no es única,

me pertenece toda.

 

Origen del misterio de un gran rompecabezas,

sazonada en matices y cadencias

de peregrina voz hecha torrente.

 

Palabra de tres sílabas que acaricia o hiere,

que grita, que susurra,

hace el amor, clava puñales, se libera.

 

Reniego de la palabra que mancilla, corrompe,

manipula verdades, desintegra su origen

por abolir el mestizo lenguaje

que amamantó a mi pueblo desteñido.

 

Renuncio a que me borren diccionarios

que atesoro en raíces

de mi suelo y su siembra.

 

Cultivo la palabra.

Jamás haré silencio."

       

© Silsh

 

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