CÓMPLICES DEL AYER  

 

 
 

Tal vez nunca encontremos un amor como el nuestro y en otros brazos nuevos de perfumes inciertos, sintiéndonos extraños, hurgando en otras pieles, juguemos a ignorarnos para espantar el miedo, sin querer, de nombrarnos.
Ambos sabemos bien que nunca dejaremos de arrastrar la maleta de muertas ilusiones. Que absurdos desamores nos traerán, tantas veces, instantáneas furtivas que obliguen al deseo, disfrazado en ternuras, a escondernos los puños para ahogarnos en besos.
Y verás que en un gesto fugaz, de algún segundo, tropezarán recuerdos que habremos de callar, en la complicidad de saber que, lo nuestro, fue un amor singular.
Y al morder el silencio en colchones ajenos, nos intuiremos cómplices al mezquinar la entrega por sentirnos culpables de emparchar la derrota, desde donde aprendimos que el amor no es matar, ni morir, ni engañar.

© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina- Otoño/93

 
     
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