Afirmo fieramente: tengo estómago.
Pero no, pero no. Mejor dejarlo.
Ayer nació un gorrión en mi camisa
y hoy me cité de nuevo con un árbol.
Pero además resulta que estoy vivo,
fértil de sangre aguda en el costado.
El señor hambre se metió en mi casa
y no sé como hecharlo.
Pero no es eso, no. Mejor dejarlo.
Me duele un abedul lleno de cielo
que en mi recuerdo recogí en el campo
Urgentemente debo hablarle hoy.
El se cree olvidado.
El almacén, la luz, el alquiler,
todo lo que se debe y no está pago.
Espero un hijo, allá, para diciembre.
Pero no, pero no, mejor dejarlo.
Me aguarda el aire. Es junio y hay invierno.
Llueve exclusivamente en mi zapato.
¡Ay de la carne que no se ha comido!
Pero no es eso, mejor dejarlo.
Estoy de novio con la primavera,
con mi mujer y con mis manos.
Si me toco la frente con un silbo
echo a volar mis pájaros.
Pero no, pero no.
Mejor dejarlo.
Jueves pasado en aire compañero
de tu conversación. Sobre el mantel,
los dulces platos, el cuchillo alerta,
las ganas de comer.
También las ganas de charlar un rato,
de todo, de cualquier cosa, de nada.
De llorar a raíz de la cebolla
y de reir a punto en la cuchara.
Tus manos diestras, tibias de verdura,
y el delantal que siempre se estropea
justo ahi, pero qué rabia!
el pan
subió de nuevo, ¿he?, ¡qué cosa seria!
¡Qué cosa seria, esposa, cosa seria,
tocar el aire de este jueves limpio!
¡Mirarse el pecho, escándalo de vida!
¡Oir en tu vientre cómo crece el hijo!
Y lo demás.... lo iremos arreglando.
Juan Gelman
(Argentina- 1930/2014)
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