No se explica
Si uno explicara qué quiso decir con la palabra.
Si el claroscuro del poema fuera
el dibujo coherente de la anécdota:
aquí estaba el amor,
en esta mesa del bar nos encontrábamos,
esa noche fue así.
¿Dónde quedó aquel diálogo
que omitimos sabiéndolo
porque el recuerdo a veces se atesora?
La desnudez nos ilumina.
Si todo el tenue relato de expusiera
secuencia por secuencia
como una vieja película olvidada
ya no nos quedaría
más nada por decir
y llegaría el silencio.
Por eso es que el poema no se explica.