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Por dejarme tocar por bandoneones
entre vuelos de loca recurrente,
me apretujo a la ochava del misterio
saltando en estampido ante las notas
que arman revoltijos del pasado.
Se me distraen las pestañas
entre ocultos instantes de otras noches,
cuando hundía los dedos en sus cuerdas
por arrancarle gemidos de ternuras.
En las terrazas volteamos los eclipses,
envidioso el obelisco
espiaba cada beso en la avenida,
salpicados de lluvia
rasgábamos la púa en el cemento
con soplidos felices de los fuelles.
Fue nuestra piel
telón de carcajadas
al subirnos hasta la luna azul,
por cabalgar en pulmotor
para fumarnos la vida en colorinches.
Y fuimos conquistando los amores
atropellando transeúntes
en colectivos de promesas
sin importar si había boleto de regreso.
¡Qué extraño es andar los empedrados
sin tu abrazo rodeando mi cintura!
© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina- 1986 |
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