Detengo al tiempo debajo de mi sombra.
Habré de confundirlo para que no galope.
Lo aprieto entre las piernas
asida de sus crines
pero sigue arengando.
Distancia que no cesa
relojes que no saben ajustarse al deseo.
Este universo inmóvil
desafía al fantasma que nace desde mí.
No es sólo una ilusión.
Pinceladas de espanto crecen por las paredes
por el bies de su centro
por su límite esquivo.
Circular es la mueca que me atrae hacia el fondo
negritud concebida.
He parido sus ojos en la estrechez del mundo.
Temo a estos pies que impulsan
su avaricia al abismo
donde firma contrato perpetuo
la nostalgia.
Nada más que un suspiro busco en la tempestad
dispuesta a traicionar su consciente vigía.
La realidad no cuenta
las voces me someten a extraviarme en su oído
serpentina el reptil
de huellas que se esfuman.
Soy rehén de un paisaje no dispuesto a quebrar
la elíptica agonía del recuerdo
y me arrastra
impiadoso
hasta encerrar mi espacio
debajo de su sombra.
© Silsh
(Silvia Spinazzola)
Argentina