Estaba entre las ruinas de cemento
con la paz guerréandole al coraje.
cantaba su limosna de pétalos abiertos
y la raíz del mundo entre las hojas.
un cementerio flaco en los nudillos.
Algo vaciaba en mí su fuente desprolija
no sabía que el hambre se acodaba
sobre el reparo servil de lo ignorado.
ni las ganas de entonces.
Las tuercas oxidadas de dolernos
y al fondo esa canción sin más anclaje
que la sórdida reunión de los sentidos.
Volar ... siempre volar ... para encontrar distancia
para saber que la existencia es sólo un punto.
No hay pájaros ni hay lobos que alimenten
su infierno con mis sombras.
del devenir que trae a contramano
muda resignación que incordia a lo intuído
y estarse así pariéndose la vida.
Una verdad siniestra nunca dicha
de haber amado tanto ese camino
Algo para decir sin que lo diga
no renunciar a tanta lucha
de continuar rodando en la pendiente
razón del equilibrio que me arruga
el paso vacilante en el desierto.
Nada para decir tan sólo un precipicio
aguijones que prenden músculos con los huesos.
si mis dedos pudieran arrancar maravillas
a una escala en medio del vacio
© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina-
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