|
Llamó dos veces - él -
hasta violar sus párpados
enfatizó el silencio
con arduos jeroglíficos
pénsil
ante la duda
al trazar rumbos de cigüeña.
Le dejaron sitiar cada mirilla
para despanzurrar
su almohada en los rincones.
Ella mordió su fruto
y supo que eran siete
las estaciones de barreras rotas
señales cómplices
donde - él -
había bordado cadáveres
con besos lapislázuli.
Sedientos
de boyar por maremotos
ataron sus gargantas
con cadenas de zinc
bajo la lluvia.
© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina- |
|