Y el sueño
pudo intuirse
desde los escombros.
Impune
entre vírgenes de lluvia
exhaló un polvo vital
para adecuarse
a la nueva geografía.
Estolones de otra historia
abrieron el centro de la tierra
hasta sembrar relojes de sal
en el lecho apacible de los géiseres.
Gota a gota
el volcán sudoroso
bostezó océanos lapislázuli
enmarcados de un verde a punto
de exfoliar semillas.
Un grito inconcluso en yo mayor
predestinaba algo sin nombre.
Sinfónicamente
el cometa extendió sus raíces
ante los nuevos seres del verano
como señal demoledora de templos
aún no construidos.
En ese punto
la alquimia perfecta
del poema monosílabo
con sabor a misterio.
Sería necesario
estrenar un sustantivo
......antes de parir
.............al hombre del futuro.
© Silsh & Gabriel Papini
(Argentina - Dic/04)
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