Viene un ser hacia ti
y lo formas de palabras
pero la cámara oscura del cerebro
te resulta extraña
como los pequeños demonios de la vida de un eremita.
A veces una aparición devastadora
brota entre las sílabas
como la polilla que anidó
en la herida de púrpura del soldado.
La guerra es real.
Noches en calma y la luna
pausas engañosas
instigadoras del crimen.
Las palabras menguan.
Al más frágil
y solitario lenguaje del mundo
he tratado de salvar hoy.
De la vena cortada del amor
señales en Morse
gotean lentamente:
lo lograré, más tarde.
MEDEA (ANTES)
El silencio tiene orejas rojas
de liebre recién parida
serpiente insomne
el amor me nutre
con semillas de manzana.
Tiempo abismal,
no rompas
con la gota celosa
de la mandrágora
el disco solar
de mi corazón.
ENTRE LOS LESTRIGONES
Soy una plancha al rojo
el tiempo asa peces frescos
en ella
los devora
apaga las brasas
me entierra en la arena
hasta la próxima orgía.
LAS NOCHES
Las presentíamos como a jardines prohibidos.
Aquellas noches tortuosas
como un barrio de gitanos
nos dejaron muertos a los dos
y muertos nos hemos arrastrado
durante la última estación.
TIERRA
tan inmóvil
una noche
como un muerto
yo la velo
como un ataúd abierto
tras el último clavo clavado por la aurora
ten cuidado de no pisar muy fuerte
ya que pasarás sobre mí
ATLAS
Las paredes de este poema
se apoyan en mí.
Ven tú,
Sísifo,
para que hagamos el cambio
al precio de un verso.