Ya llega

Empuja el vaho cálido que desembucha el viento hasta desabrochar los rincones de la casa.
Desnudas ramas del árbol que juegan a atravesar la ventana, crujen luego de haber sido copuladas por el sol de la tarde.
Intermitente el ojo del verano se consuela soñando tan sólo una lágrima que rompa la quietud y comience el temblor desde las entrañas de las nubes.
Letanías de tintes bermejos, a la espera de la danza de sombras, se devoran sus lilas en el borroso límite del horizonte que arremolina su capa de tules en luto.
Va creciendo el volcán predestinado a derrumbarse de estrellas cuando el olor de la tierra humedecida se desteta del aire.
Pronto estará aquí. No es conjuro de brujas ni cuchillos cruzados bajo el rosal del jardín reseco.
Simplemente la Naturaleza que avasalla como cada día, como cada noche, de este tiempo tan infinitamente humano.

© Silsh
(Argentina)

 
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